miércoles, 14 de julio de 2010

La envidia nos aleja de Dios y me desvía de su voluntad

La envidia nos aleja de Dios y me desvía de su voluntad y abre la puerta de otros pecado como el orgullo, vanidad, crítica, enojo, integridad, falta de amor, tristeza, autocompasión entre otros.

Muchas veces pasa por nuestra mente esos pensamientos de sentir deseos de tener cosas que otros poseen porque nos comparamos y no precisamente porque lo necesitamos.

Me dicen hermano porque a mi amigo que no es creyente le va también, y yo le pregunto y como sabes tú? Muchas veces nos fijamos en lo superficial “el dinero” , “los bienes que poseen otros”, la felicidad de otros en comparación de la nuestra. Primero el hecho de sentir eso es un mal indicador, el Señor es el que sabe cuáles son las cosas buenas para mí y no yo quien las elige.

Una hermana me dijo: “Yo le dije a Dios que quería un trabajo y no me lo dio y se lo dio a una mujer que es pecadora, es una “envidia sana”. NO cuidado si analizamos la palabra nuestra hermana en Cristo veremos como la envidia arrastro otros pecados y la alejo del Señor porque ella quería conseguir lo que ella pensaba era correcto en vez de que Dios se manifieste en su vida.

La envidia viene de la carne, y la carne nos desvía del camino de la santidad.

Dice la palabra de Dios en Gálatas 5, 19-25

“19 Ahora bien, las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje,

20 idolatría, hechicería, odios, discordia, celos, iras, rencillas, divisiones, disensiones,

21 envidias, embriagueces, orgías y cosas semejantes, sobre las cuales os prevengo, como ya os previne, que quienes hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios.

22 En cambio el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad,

23 mansedumbre, dominio de sí; contra tales cosas no hay ley.

24 Pues los que son de Cristo Jesús, han crucificado la carne con sus pasiones y sus apetencias.

25 Si vivimos según el Espíritu, obremos también según el Espíritu.”

Y muchas veces decimos “el señor me ha mandado una prueba” cuidado hermano eso no es cierto hermano es tu propia carne la que te lleva al pecado. Dice la palabra de Dios en Santiago 1,13“ Ninguno, cuando sea probado, diga: "Es Dios quien me prueba"; porque Dios ni es probado por el mal ni prueba a nadie.”

Hermano en conclusión la envidia carcome tu espíritu y eso lo puedes ver en las siguientes manifestaciones:

• Reniegas todo el día.

• Critica a los demás todo el día.

• Te manifiestas poco amable con los demás.

• Buscas razones o escusas para tratar mal a las personas.

Y como consecuencia voy alejando a las personas que verdaderamente nos aman y nos rodeamos de personas negativas.

Pero que hacer para salir de este pecado?

• Primero debemos reconocer que somos envidiosos y es un pecado que debemos confesarlo .

• El segundo paso es pedirle al Señor que te diga cuál es la razón de la envidia que sientes. Lo puedes conseguir a través de la oración.

• El tercer paso es alabar al Señor y agradecerle por cada una de las cosas que tenemos

• Y el cuarto paso es pedirle al Señor más confianza y aumente nuestra fe.

Que Dios los bendiga y los proteja!

Martín Olivares
http://www.catolicosemprendedores.ning.com