jueves, 6 de enero de 2011

La necesidad de ser salvos


Muchos llevamos “enfermos” por muchos años buscando la búsqueda de nuestra salud y sin esperanza de ningún tipo buscando solución por nuestras propias fuerzas. Pero el único que tienealgo que decirte es Jesucristo, y muchas veces nos cuestionamos porqueemocionalmente estamos por el suelo aun estando en la iglesia y nos sentimosincomprendidos y solos. Nos conformamos a esta condición de salud.
Muchas veces buscamossanidad pero no buscamos que el Señor nos cambie la vida, el Señor dijo vengan
a mí los que están cansados.
El problema es nuestra actitud, nuestro cansancio de vivir sin esperanza, pero Jesús tiene el
poder de sanarte porque está vivo y no debes depositar tu confianza en hombres
o cosas sino en el Señor.
La fe nos va mover acercarnos a Jesucristo y hacer posibles tus sueños, déjate llevar por tu fe a través
del espíritu santo. “Te va suceder según tu fe”
¿Que quieras que te suceda a ti? Extiende tu mano hacia el Señor y no te inmovilices. Mira dentro
de ti y pregúntate como esta tu fe.
El Señor nos dice “Tu fe te ha salvado”, primero busquemos ser salvos y encontraremos la sanación.
Los siguientes versículos nos a permitir reflexionar sobre la necesidad de ser salvos. Dice la palabra de
Dios en San marcos 5,21-34

21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra
orilla y se aglomeró junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.

22 Llega uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verle, cae a sus
pies,

23 y le suplica con insistencia diciendo: "Mi hija está a punto de morir;
ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva."

24 Y se fue con él. Le seguía un gran gentío que le oprimía.

25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años,

26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y había gastado todos sus
bienes sin provecho alguno, antes bien, yendo a peor,

27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó por detrás entre la gente
y tocó su manto.

28 Pues decía: "Si logro tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré."

29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su cuerpo que
quedaba sana del mal.

30 Al instante, Jesús, dándose cuenta de la fuerza que había salido de él, se
volvió entre la gente y decía: "¿Quién me ha tocado los vestidos?"

31 Sus discípulos le contestaron: "Estás viendo que la gente te oprime y
preguntas: "¿Quién me ha tocado?""

32 Pero él miraba a su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.

33 Entonces, la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada y
temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad.

34 El le dijo: "Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de
tu enfermedad."