domingo, 12 de abril de 2009

Santa Fortunata



Ayer visite a Santa Fortunata en la Iglesia La Merced y comparto con ustedes mi fe en Santa Fortunata

Santa Fortunata

Santa Fortunata, virgen y mártir, nació entre los años 281 a 287 de nuestra era; las continuas persecuciones que sufrieron los cristianos por el Emperador Diocesano, en la llamada "Era de los Mártires", le tocó a Fortunata, al igual que muchos por su fe en Cristo, ser degollada un 14 de Octubre, entre los años 298 a 304 cuando sólo contaba con 17 años de edad, y cuyos restos se veneran con mucha fe en el altar de nuestra Catedral.

Trasladado su cadáver al Cementerio de Calepodio en Roma, sus restos fueron exhumados quince siglos más tarde con autorización papal, y don Jaime Severine Canónigo de la Iglesia San Marco de Roma, custodio de las sagradas reliquias, donó el cuerpo de Santa Fortunata al Padre Fray Tadeo Ocampo, Comisario del Colegio de Propaganda FIDE de Moquegua, que se encontraba de visita en Roma a principios de 1796. Con los restos de la Santa se le dio también a Ocampo, un vaso con su sangre reseca por los siglos y las letras en originales en latín o sea la credencial de la autenticidad de Santa Fortunata. Con los sagrados restos, 23 religiosos y cuatro legos para su colegio de Moquegua, partió Ocampo del puerto español de Cádiz el 18 de octubre de 1796 en la nave mercante “Nuestra Señora de la Soledad”.

Llega a la ciudad de Moquegua después de dos años, luego de una travesia bastantes dificultosa (Río de Janeiro, Sao Pablo, Buenos Aires, Córdoba, Tucumán, Salta, Arica, Ilo y Moquegua), la entrada a la ciudad la realizaron por el “Portillo” en donde se levanto un arco de flores, alfombrándose además la calle principal para el paso de la Santa que, conducía en hombros por la matronas de Moquegua, fue seguida de una lluvia de flores y del místico recogimiento por el clero, congregaciones religiosas y toda la feligresía que se congregó e la entrada de la ciudad. Los restos fueron recibidos por Lorenzo Vizcarra moqueguano que hizo como párroco de la ciudad y también a nombre del Obispo de la Diócesis de Arequipa. Mons. Chávez de la Rosa, fue trasladado luego a la Iglesia de San Francisco, en donde durante ocho días fue objeto de cultos especiales por parte del pueblo.

En una Urna, con pintura de Pan de Oro, se encuentra el sagrado cuerpo artísticamente retocado con una capa de yeso, en la cual muchos estudiosos han acreditado la autenticidad del cuerpo de la Santa.

Santa Fortunata es la Virgen, único caso en el mundo, cuyo cuerpo presente ubicado en una urna se le venera con gran fe y devoción y es sacada en procesión desde 1798 cada 14 de octubre . (La fiesta se inicia en el mes de Octubre, entre los días 12 y 14).

Hay que volver a nacer! Empezar de nuevo?



En los momentos de crisis es común en las pequeñas empresas el entrar en quiebra o fracasar, pero no hay que desalentarse. Si ocurrió fue por alguna variable que no fue estudiada bien o simplemente por nuestra mala gestión. Lo mejor de esta etapa es que llegas a saber quiénes son solidarios y quienes no.
Pero estos momentos nos enseñan a tener coraje y empezar de nuevo como un volver a nacer, ya el pasado es historia y aprendí.
Los negocios y oportunidades nos esperan afuera, ahora somos emprendedores con experiencia y esta vez seremos cautelosos pero no temerosos.
Quizás no va ser la única vez que volvamos a empezar pero ahora somos más fuertes y maduros para alcanzar el éxito.
Igual va ocurrir con nuestra fe, solo tenemos dos caminos el seguir a Dios o dejarlo. Si elegimos seguirlo sabemos que no será fácil pero tenemos la certeza de estar en el camino correcto y bendecido por él, las cosas materiales vendrán por añadidura.
Hermanos volvamos a nacer porque nuestro Dios está vivo. No se dejan llevar por la soberbia de saberlo todo, no basta con decirlo sino manifestarlo en obras que den testimonio de tu fe. Lo digo porque los mata fe están en nuestra propia iglesia o familia que solo son testimonio de una fe de teoría pero no de práctica.
Me levantare las veces que sean necesarias porque sé que Dios nunca me abandonará y somos triunfadores y soldados corajudos de Cristo.