Todos somos llamados a evangelizar, que todos, por el mismo hecho de ser llamados a la santidad, nos convertimos automáticamente en apósteles y en misioneros. Por el bautismo recibimos la fe y nos hicimos miembros de la familia de la Iglesia, con la misión de compartirla, dentro de la vacación particular d cada uno, con la palabra oportuna y siempre con testimonio de nuestra vida cristiana.
Si no evangelizo se me pedirá cuenta de mi omisión.
“Si le digo malvado: ¡Vas a morir! Y si tú no se lo adviertes, si no hablas de tal manera que ese malvado deje su mala conducta y así salve su vida, ese malvado morirá debido a su falta, pero a ti pediré cuenta de su sangre. En cambio, si se lo adviertes al malvado y él no quiera renunciar a su mala y a su mala conducta, morirá debido a su falta, pero tú habrás salvado tu vida. “Ezequiel 3, 18-19
Si no evangelizo el mundo no cambiara, hermano somos todos los miembros de la iglesia y en forma especial los laicos los llamados a llevar luz al mundo y llevar la palabra de Dios. Nuestra labor podría comenzar por casa, algún familiar o amigo. No dejamos pasar más el tiempo.
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