Aceptar con realismo los sufrimientos pero no conformarse. No trates de esquivar los sufrimientos, afróntalos porque te permitirá fortalecer la fe. Estos momentos te hacen humilde y vulnerable, si aceptas tu dolor aceptas ayuda y consuelo. Así como abundan los sufrimientos, a la par viene la felicidad, el Señor no permite cargas superiores a lo que podemos superar. Donde abunda el pecado sobreabunda la gracia.
Dice la palabra de Dios en 2da corintios 1,3-7:
“3 ¡Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de los misericordias y Dios de toda consolación,
4 que nos consuela en toda tribulación nuestra para poder nosotros consolar a los que están en toda tribulación, mediante el consuelo con que nosotros somos consolados por Dios!
5 Pues, así como abundan en nosotros los sufrimientos de Cristo, igualmente abunda también por Cristo nuestra consolación.
6 Si somos atribulados, lo somos para consuelo y salvación vuestra; si somos consolados, lo somos para el consuelo vuestro, que os hace soportar con paciencia los mismos sufrimientos que también nosotros soportamos.
7 Es firme nuestra esperanza respecto de vosotros; pues sabemos que, como sois solidarios con nosotros en los sufrimientos, así lo seréis también en la consolación.”
Dios los bendiga y los proteja!
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