Todos los días debes dedicar un tiempo a la oración. No digáis que notenéis tiempo. Lo tenéis para muchas cosas y,¿ Vas a abandonar algo fundamentalen vuestro matrimonio?
Cuando hay oración en casa, todo parece diferente, calmado, tranquilo,sereno como la brisa suave del mar.
Es un momento bendito en el que podéis respirar, desahogaros con Dios ylograr que en vuestro corazón brille la luz y nunca la tiniebla.
Nada proporciona tanta alegría ypaz durante el día y la noche. Al orar con vuestros hijos, éstos se conviertenen personas apacibles y también más bellos, más ellos mismos.
Cortad un poco la TV, frecuentemente destructora de la intimidad del hogar.No dejéis que sea ella quien mande en casa. No la coloquéis en el centro de lasala de estar. Romperá el círculo familiar.¿ Sabes lo que decía un chicoitaliano de 6 años? "Señor, haz que mirostro se parezca a la pequeña pantalla para que papá me mire".
S.O.S. de tantos chicos que no tienen nunca tiempo de ser escuchados,mirados, simplemente amados...Y ese tiempo es la oración quien lo logra.
Drama de las sociedades occidentales que separan las generaciones. Niñosque no conocen a sus abuelos. Niños que no tienen a nadie que los escuche, ylos abuelos tampoco tienen a nietos a los que cuidar, amar y educar: Dossoledades...yuxtapuestas.
Por ejemplo, ¿por qué no hacer la oración después de los informativos yhacer intercesiones o peticiones?
Solamente la oración permite soportar ciertos horrores y unificar elcorazón.
La unidad de los padres, manifestada en la oración, hace que el hijo levante los ojos y los dirija al Padredel Cielo.
La fe le da al hijo alas para volar por encima de los peligros ydificultades que la vida les presente. No es cosa de su bautizo y primeracomunión solamente. No, amigos padres, es una educación integral la que necesita vuestro hijo si queréis formar un ser equilibrado en todassus ricas facetas.
No descarguéis vuestras conciencias en los colegios y en las catequesis.Todo es necesario, pero el ambiente de veros a vosotros viviendo lo que ellosaprenden, es la clave de todo. No es quepa la menor duda.
¿Por qué no vas a misa?- les pregunté una vez a unos niños y niñas. Y merespondieron así:" Porque nuestros padres no van. Luego, si ellos no van-pensaban los chicos y chicas- es que debe valer poco la Eucaristía. Son listos, no creáis.
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